MUERDE


Aqui van 2 notas:

Una realizada en julio del 2020 en época de la pandemia y vista en la pantalla de una computadora por streaming.- La segunda es actual, después de verla nuevamente el sábado 6-4-2024.-


Una de las incógnitas aun no del todo aclaradas por psicólogos, sociólogos y demás profesionales en el estudio de la mente del ser humano, es si quienes habitamos este planeta somos realmente conscientes de nuestros actos y reacciones.

Viene ésta meditación relacionada al reciente estreno de la obra teatral MUERDE de Francisco Lumerman cuyo estreno, en forma virtual, se realizó para Argentina y Perú y que estuvo a cargo del actor peruano Alfonso Dibos, quien a través del personaje de René, nos va contando una historia orillando en lo policial, de un individuo perdido en su existencia y deambulando por la vida, sin saber el como y el porque. Con enormes deseos de amar, a veces con sus deseos frustrados. Imbuido en una cruenta violencia de la cual no es consciente, pero quiere saber el porque de tales injustificadas reacciones.

El riquísimo texto de Lumerman, muy intimista, busca adentrarse en las vivencias de su silencioso pasado y sus conflictivas nebulosas. Como es el de matar por matar y el de querer y no poder deshacerse de tales actitudes gritándolas como pidiendo ayuda si alguien las escuchara.

La violencia del ser humano proviene desde su mismo nacimiento y la historia de la humanidad así lo dictamina. El poder y la obtención de riquezas fueron algunas de las causas, pero cuesta comprender el porque de la violencia irracional, que aquí está tan bien desarrollada.

Se dice que el teatro tiene un riesgo primario que es el de plasmar artísticamente un excelente texto y eso es la maravillosa virtud de este arte, que el mas que talentoso Lumerman, tanto en la dramaturgia como en la dirección a través de la estupenda interpretación de Alfonso Dibos, con momentos sumamente conmovedores, logra utilizando las técnicas de vanguardia, en el teatro virtual, rayen a gran altura artística.

Parafraseando un viejo dicho digamos que, al mal tiempo, buenas son las ideas creativas y en esta elaboración teatral están al sumun.

René es uno mas de quienes habitan el universo con todos los logros y frustraciones que el transitar por el mismo, le ocurren y que no siempre comprenden el porque de ciertas reacciones, pero la memoria que es el idioma de los sentimientos nos enseña que el pasado nunca pasa, no se olvida, pero por sobre todo, no se puede renunciar a el, quizás en ello, podamos encontrar algo de ser como somos y querer gritar que no somos los que somos.

Lograremos algún día poder controlar o apaciguar nuestros violentos instintos?.

En fin una obra que nos adentra en el comprender y no comprender objetivamente las reacciones humanas.

 

Hay un viejo refrán que dice “zapatero a tu zapato”, como comparación, a ver cine o teatro en la pantalla de una computadora. No es lo mejor, cada cosa en su lugar .La envergadura de ambas artes necesitan su espacio natural por sobre todo el teatro, en esa intimidad con el espectador. Pese a ello la envergadura de la plasmación artística que trasmitía esa composición artística, como decía entonces, me emocionó al máximo, pero vuelta a vivirla en la cálida sala del teatro Moscú, me permitió una mirada mas a fondo, encontrando en la riquísima dramaturgia algo que se me pudo escapar en la visión por streaming.

René nos va contando su vida, es un castigado ser que durante toda su existencia luchó por encontrar un lugar en la sociedad, pero ésta se la negó. Con una discapacidad, casi de nacimiento, debió enfrentar todo tipo de discriminación, que lo fue alterando psíquicamente, quizás hacia un ser violento, inconscientemente, como en defensa al medio hostil en la que transcurre su vida cotidiana. Se siente como un perro encerrado, volviéndose feroz.

Es un ser que nos va contando su solitaria existencia, su deambular sin sentido, conformándose con amores pasajeros, buscando una ayuda sin encontrar respuesta. Le tiene miedo a la noche, algo que le quedó de chico cuando fue abandonado por sus padres en una carpintería que fabricaba ataúdes. Pese a lo cual debe salir a buscar comida para mantenerse, como y donde sea.-

La tremenda dramaticidad del texto de una enorme crudeza, encuentra en Luciano Cáceres, un actor que trasmite con grandiosidad la tortuosa vida de este personaje convirtiendo a ésta concepción artística en una verdadera obra de arte, con una interpretación antológica, la desdichada vida de René,  personificada por éste magnífico actor.-                                                                                                                                                      Un GRACIAS, así con mayúsculas para Francisco Lumerman por volver a llevar a escena y poder admirar MUERDE,nuevamente.-


JAIME TARASOW.- www.1580 TRADICIÓN.-

MOSCU TEATRO.- RAMIREZ DE VELAZCO 535.-SÁBADOS A LAS 19HS Y

DOMINGOS 18 HS HASTA EL 28-4.-

A PARTIR DEL 05/05/24 EN TIMBRE 4 DOMINGOS 18HS.-

FICHA ARTÍSTICA-TECNICA

Actor: Luciano Cáceres

Escenografía: Agustín Garbellotto

Diseño de iluminación: Ricardo Sica

Diseño sonoro: Agustín Lumerman

Diseño Grafico: Choice Noise

Comunicación digital: Isidoro Sorkin

Fotografia: Eduardo Pinto

Prensa y difusión: Carolina Alfonso

Asistente de dirección: Emiliano Lamoglie

Dramaturgia y dirección: Francisco Lumerman

 


 

 



 

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