LOS AMANTES DE LA CASA AZUL

Es conocido el concepto relacionado con el incomparable arte del teatro. El mismo no transita en la rutina, sino que siempre nos sorprende con algo nuevo. Es decir que el teatro es vida, es pasión, es intensidad, es acción dramática, es búsqueda de territorios nuevos, es asombrarse en algún momento, es estar abierto a que cada función, sea una ceremonia abierta.
Quizás estos conceptos puedan aplicarse al reciente estreno de LOS AMANTES DE LA CASA AZUL, donde el talento de Daniel Marcove brilla con una luz a su máximo esplendor y por cierto hasta nos sorprende
por la belleza que logra generar en el tríptico teatral que consta de dramaturgia, actuación y dirección. Pero de Daniel Marcove todo es esperable y mas que esperable.
Nunca fue fácil penetrar en la idiosincrasia de las grandes personalidades que existieron a lo largo de la historia de la humanidad. Sus reacciones, intimidades, eran privativas de relativo conocimiento, y cuando se las quería analizar, mucho de ficción, había en esas investigaciones.
Aquí en esta enorme dramaturgia se da el caso de cuatro personajes muy importantes, diríamos gigantes, del siglo pasado y que de alguna forma fueron fundamentales en el desarrollo político y artístico de esa centuria.
Mario Diament, escritor de reconocidos y valorados quilates, inicia esta historia cuando León Trotsky, perseguido sin denuedo por el régimen stalinista, sufre la expulsión de Turquía a Francia, y de allí a Noruega.
Por mediación del pintor y político Diego Rivera, logra que el presidente Lazaro Cárdenas le diera asilo, y que el artista lo alojara en la casa azul residencia que compartía con esa otra grandiosa y rebelde, Frida Kahlo.
Esta pareja de amantes era muy conflictiva, con permanentes separaciones y reencuentros, se amaban profundamente, pero cada uno vivía asimismo de una libertad, mas allá de la relación amorosa.
Frida un sufrido ser humano vivió una vida casi regalada consecuencia de un grave accidente, siendo aun muy joven. Esa circunstancia obró quizás en su conformación anímica y trataba de gozar al máximo, todo lo que se le presentaba.
Rebelde, inclaudicable para su tiempo, disfrutó del sexo en todo lo que su maltrecho físico se lo permitía. Fue amante empedernida. Amaba a las mujeres como a los varones sin prejuicios y con total intensidad.
A través de la construcción de un universo poético-teatral adentrándose en vivencias humanas y políticas pero disimiles entre si, Diament penetra en temáticas amorosas y escarba ciertas contradicciones, mas que nada sobre el creador y conductor del ejército rojo, imaginando estupendos diálogos con la pintora y ya amante de Trotsky. Allí aflora esa dicotomía entre el revolucionario, el enorme gestor junto a Lenin de la Union Soviética, del gran grito de libertad y de la emancipación de la clase obrera y la creación de una sociedad en donde el ser humano se pudiera desarrollar con absoluta libertad, y donde la mujer se integraría con totalidad a la misma.
Frida le demuestra con hechos que su concepción revolucionaria no llego a denostar el patriarcado y que está aun inmerso en puritanismo. Un revolucionario no puede ser tal, le expresa con cierta ironía y dulzura de amante, si el mismo no esta libre y despojado de preconceptos.
Hay un esbozo muy interesante a la concepción marxista de los distintos personajes donde el dramaturgo los expone sin tomar partido, pero no dejando de resaltar las diferencias partidarias internas y las intolerancias políticas
Muy bien delineados los personajes y analizados en sus distintas faces, que nos demuestra que por muy importantes en un aspecto que pueden tener estos enormes seres, también tienen las falencias de todo ser humano.
Seguramente la relación entre los cuatro gira con mucha ficción, combinadas con la realidad histórica y en realidad es como si estuviéramos detrás de una puerta mirando por el agujero de la cerradura esta historias conflictivas, que comenzaron muy fraternales al principio,friccionándose
después.
Una historia de amor de una mujer que sintió atracción por la personalidad del gran revolucionario, con curiosidad y pasión. Y la de él perdidamente atraído por la erótica sensualidad y la desprejuiciada belleza y juventud de Frida. Pero en la realidad, ambos estaban condenados a la muerte, por motivos diferentes.
Desde el mismo comienzo de la obra el espectador se siente entre algo asombrado y sorprendido, por la enorme identificación física de los personajes, es como si realmente estuviéramos frente a los personajes originales. El parentesco es increíble y eso le da mas envergadura a esta inmensa propuesta teatral.
Daniel Marcove logró recrear magníficamente ésta última parte de la vida del gran don León. La puesta es intensa, dinámica y con una actuación que emociona hasta lo mas profundo.
Frida Kahlo con sus permanentes cambios anímicos, la gracia de sus movimientos seductores, hace que también nosotros todos, nos enamoremos con ella. Trotsky y Diego Rivera se pasean por el escenario como si realmente fueran ellos, lo mismo que la sufrida Natalia Sedova la mujer del idolatrado héroe.
Mencionar los nombres de enormes actores no es solo un reconocimiento sino una justa valorización de estos trabajos artísticos de inmensa jerarquía. Maia Francia-Roberto Mosca- David Di Napoli-Silvia Kanter
Todo el aspecto técnico a la perfección, la puesta logra la intensidad dramática que el texto requería lo que jalona una concreción teatral inconmensurable.
Me adhiero a la expresión de Marcove “Viva el y nuestro teatro”.

JAIME TARASOW- AM 1580 TRADICION.-

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