CUARTETO DE BORODIN

El teatro es una experiencia única que desarrolla y potencia la capacidad de juego que tenemos. Ademas es vida, es intensidad, es pasión, es búsqueda de territorios nuevos, es la emoción de asombrarse por alguna original creación. Y es como el arte mismo, una crítica a la realidad social.
El estreno de la obra CUARTETO DE BORODIN, de Marcelo Galliano nos adentra en mucho de lo antedicho, pues el autor del ingenioso y original texto, se aleja de todo lo formal conocido y nos presenta una obra con visos surrealistas, donde el escritor es como un titiritero que maneja a los personajes como si estos fueran los muñecos.
La temática gira en torno a dos hermanos que a poco de la muerte de su madre comentan su futuro, y la visión que cada uno de ellos plantea. Lo hacen mientras escuchan fragmento de un cuarteto de Alexander Borodin, que le recuerdan momentos frustrantes de sus existencias, al tiempo que esperan la llegada del que suponen es su padre, que abandonó el ámbito familiar, muchos años atrás y que es su intención reconciliarse con ellos.
Mientras conversan y analizan el futuro, comentan su frustrante pasado, con un padre al que necesitaban y permaneció ausente.
Pero nos aclara el dramaturgo, que es una obra de ruptura donde él se burla de si mismo, pues le genera una vida propia a sus personajes, quienes se le rebelan y le reprochan, que no es verdad lo él dice de ellos, y que les oculta la realidad que en verdad desconocían, y que quieren cambiar esa historia, por él escrita.
La riqueza y novedad del texto son los monólogos de los personajes con el escritor, al que identifican con el espectador y donde la realidad de estos sufridos personajes se entrecruzan con la ficción de los supuestos diálogos.
La temática da para varias comprensivas lecturas. Dos seres que vivieron engañados por su madre, quien les ocultó quien fue su real padre, y que a la muerte de ella aparece la verdad.
El padre verdadero muerto, o un supuesto padre que aparece, y he aquí el dilema a esas lecturas o dilemas. Es probable una reconciliación después de 25 años de ausencia?. Puede sobrevivir el afecto a tantos años de alejamiento?. Se la puede culpar a la madre que los crio en el engaño, y que nunca les hablo de la falta de el?. Es la madre realmente culpable o también ella es víctima de una sociedad inmersa en la mentira.
Una estupenda experiencia teatral; magníficamente ideada, elaborada y concretada, donde muchas de nuestras falencias humanas están muy a fondo desnudadas, como ser lo difícil que es encontrarse con la verdad del  ocultamiento y poder asimilarla.
Una concreción artística que deslumbra y emociona, que nos permite identificarnos con muchas de nuestras propias vivencias y que nos hace reflexionar de lo que somos y como somos. Fundamentalmente en el ocultamiento sobre las identidades, aun hoy todavía no resueltas.

Una muy lograda dirección de Daniel Cinelli, quien logra generar un espectáculo altamente entretenido. Lamentamos su finalización, pues se nos hace corta. Cuenta, por sobre todo, como para jerarquizar aun mas esta propuesta, con las impecables actuaciones de Ricardo Lago Oliveira- Guido Silvestein y Damian Frusciante.
Como dice muy acertadamente Marcelo Galliano,” es inmoral aburrir al espectador”, deseo absolutamente logrado.
El arte da alas”, dijo alguien y aquí toma vuelo.

JAIME TARASOW- AM TRADICION 1580

TEATRO BUENOS AIRES- JUEVES 21HS



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