DETRAS DE LA PUERTA

 

DETRÁS DE LA PUERTA, es una inquietante propuesta teatral con dramaturgia de Rafael Calomino y una excelente dirección de Eduardo Lamoglia que comienza como un policial, donde se intenta investigar el asesinato de alguien. Pero a medida que la obra avanza, se adentra en un laberinto de difícil salida.

Dos sujetos o dos humanos ante la perplejidad de un tercero, debaten sobre la muerte y los reales valores de la existencia, en un entrecruzamiento verbal como dos seres de diferentes razonamientos, motivados por esclarecimiento de dicho hecho delictivo, en un diálogo profundamente dialéctico y algo agresivo.

Asimismo nos incita a sumergirnos hacia nuestros adentros y mirarnos cuan si fuera un espejo, y meditar sobre lo que somos, si realmente somos lo que creemos.

El enfrentamiento desnuda los fantasmas y las crueldades proclives a materializar por los seres vivientes. Van apareciendo las distintas falacias que el supuesto racional puede concretar, la degradación de la justicia, la impunidad que esta mal llamada justicia avala sobre los hechos mas horrorosos que la humanidad ha vivido y seguramente , si no hay un cambio radical, lo seguirá sufriendo.

Pero así como nos sumerge y nos trasmite  esa violencia cada vez mas masiva de la actual sociedad hipócrita y discriminadora, también encuentra la contracara de adentrarnos en el amor.

Hay un interesante análisis sobre nuestras reacciones, miedos y momentos extremos en el que el accionar violento dominan nuestros actos, condicionando esas reacciones por múltiples factores.

Es difícil discernir sobre la mente humana cada vez mas irracional y como habrá o podrá reaccionar en una sociedad donde el humano , sino pertenece a una clase económica privilegiada, es cada vez mas despreciado.

Una interesante propuesta teatral de un policial que no transcurre como tal, que indaga en lo mas profundo de nosotros, que nos hace pensar que sin darnos cuenta todos llevamos un asesino adentro. A veces dormido y otras veces no.

Muy ricos, pero estremecedores diálogos, que confirman la inestabilidad anímica en la que estamos insertos.

Una muy creativa ficción, muy bien elaborada y desarrollada .

Una sintética escenografía sumamente desprolija, con papeles en el piso y cajoneados que nos pinta un poco el ámbito judicial. Una dinámica dirección hace llevadera la inteligente puesta artística y una correcta actuación de Pepe Monje, Emiliano Diaz y Silvia Dietrich, en los difíciles y conflictivos personajes.

Impecables todos los detalles técnicos.


JAIME TARASOW.- AM 1580 TRADICION.-

 

 

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