TIBIO

Asumir un compromiso con una realidad que se presenta sin analizarla, bucear en las consecuencias que las dudas ocasionan o quedarse con la ficción literaria que este arte nos ofrece, es un poco o bastante la idea en que se basa Mariano Saba, para darle vida teatral a ésta dramaturgia que es TIBIO, una enorme concepción artística a la que ya podemos conceptuar como memorable.

Un profesor de literatura con años en tal tarea educacional, por esos hechos casuales que suelen ocurrir, le aparece ante sus ojos un libro que su solo nombre Tibio, de Miguel de Unamuno, lo retrotrae a la época en que ejercía la profesión.

La memoria es el idioma de los sentimientos y este docente a partir de su relectura comienza a recordar las dudas y las contradicciones que se fueron forjando tanto en él, como en la misma existencia de la raza humana.

La riquísima dramaturgia está contada como a retazos o como los pliegues de una pajarita de papel, donde se entrecruzan recuerdos de su infancia, de su padre antifascista, español republicano y luchador contra el fratricida Franco, los altercados con un alumno, cuando comentaban las ideas de Unamuno con sus tremendas vacilaciones, cuando abandona sus utopías progresistas para apoyar el inicio del franquismo para muy pronto, en corto lapso de vida que le quedaba, desnudar decepcionado, la cruenta dictadura del nefasto general y las atrocidades cometidas y que su padre le contaba.

Y es en esas disputas verbales cuando sus dudas afloran. Analizaba en duros debates a un importante escritor que cuestionaba y se cuestionaba sobre el vínculo sobre la literatura y las realidad. Transitaba el año 1979 plena atroz dictadura militar cívica clerical, con desaparecidos, campos, de concentración, atrocidades inimaginables para la mente humana, seres vivos tirados al río o al mar y meditaba su tibio proceder y su angustia por su alumno desaparecido.

El maestro debe enfrentar el dilema, entre la tibieza como docente, o la responsabilidad de cumplir un compromiso, aún en circunstancias adversas. La duda, la falta de determinación, las indecisiones son los problemas que padecen.

Creer es crear, era un concepto que el sostenía pero, e ahí el pero, que otros sean quienes lo intenten. Sus inestabilidades anímicas no estaban solamente en la faz política sino el mismo en el universo

Alguien dijo que la política se inventó para que la gente no se mate en las calles, la historia de la humanidad la desmiente lamentablemente. A su vez la educación se creó para el avance y progreso de las personas, para permitir el relacionarse de las mismas y para ayudar al mejoramiento de la integración humana, para valorar la libertad. La cultura se trata de expresiones que hablan de nosotros, espejos en los cuales vernos para reflexionar, de que estamos hechos y como estamos ubicados.

La coherencia, tan difícil de lograr, es toda una visión global de la vida, no se puede hablar de libertad y no tener claro que objetivos deseamos y como conseguirlos.

A tan inmenso texto hacia falta alguien que le diese vida a este titubeante maestro, que quería orientar según dictados de la razón un ser humano íntegro que en momentos políticos dolorosos debió también gambetear el control de las autoridades. El maravilloso arte de la actuación encontró en HORACIO ROCA lo pongo si con mayúsculas, una compenetración tal en el personaje, que mas que disfrutar una interpretación artística, participamos de una de sus magistrales clases.

Lo de Mariano Saba es doblemente descollante en el texto y la dirección.

JAIME TARASOW.- AM1580 TRADICIÓN.-

MOSCU TEATRO.- RAMIREZ DE VELAZCO 535-

DOMINGOS 18 HS.

Ficha técnico artística

Dramaturgia:

Mariano Saba

Actúan:

Horacio Roca

Vestuario:

Paola Delgado

Escenografía:

Paola Delgado

Diseño de luces:

Ricardo Sica

Diseño De Sonido:

Pablo Sala

Operación de sonido:

Pablo Sala

Voz:

Demián Velazco Rochwerger

Fotografía:

Melina Frezzotti, Mariano Martínez

Diseño gráfico:

Melina Frezzotti, Mariano Martínez

Asistencia de dirección:

Mariela Selicki

Prensa:

Carolina Alfonso

Dirección:

Mariano Saba