WONDER BOY

 

WONDER BOY es una composición artística a la que podemos definir como verdadero teatro popular. Por su temática, por su desarrollo y porque su poética sencillez nos permite reflexionar acerca de que ciertas conductas humanas pueden cambiar al encontrar afecto y comprensión.

La historia se desarrolla en un pequeño y apartado pueblo de nuestro interior, uno más de esos tantos lugares donde los días transcurren monótonamente, sin otro atractivo que pasar el tiempo.

Eugenio, al que le gusta ser llamado Don Eugenio, es dueño de un bar, es una persona solitaria con un conflictivo pasado, sin familia, pues ni con su hijo tiene relación. Esa grisácea existencia lo fue transformando en un ser hosco, intratable, huraño y algo ególatra. Su vida transcurre atendiendo a los clientes que encuentran atractivo en la bebida y los naipes.

Una inesperada como sorpresiva visita trastorna la rutina de Don Eugenio. Es Franco, un joven inquieto que está a punto de concretar un emprendimiento comercial en Pinamar y que se enteró de que en ese bar perdido allá lejos aun, existe una máquina de juegos. Como él está desesperado en conseguirla, se presenta dispuesto a pagar por ella lo que disponga su dueño.

Las reacciones humanas no siempre son entendibles y la respuesta netamente agresiva de Don Eugenio es: “no está a la venta y retírese”.

La insistencia de Franco con sus permanentes visitas va logrando, de a poco, entablar el diálogo y a partir de allí, concretar una relación amistosa.

Ambos tienen críticas vivencias, algunas dolorosas y otras solucionables que se van contando, desde la solitaria vida de Don Eugenio a las inestabilidades de Franco y su pareja, conversaciones en donde ambos tratan de ayudarse.

El intratable como malhumorado carácter del dueño del bar dan lugar a la construcción de un vínculo de calidez y comprensión, pese a la persistencia de alguna resistencia que de a poco va quedando en el camino.

El magnífico logro del texto junto a una estupenda dirección, todo a cargo de Francisco Gonzales Gil, permite que el joven Sebastián Dartayete y el enorme Guido D’Albo, nominado para el premio Trinidad Guevara por esta actuación, sea posible plasmar artísticamente un memorable trabajo actoral, pues no parecen dos actores sino dos seres frente a un dilema con el público como testigo.

Un cuento, una historia o un retazo de la vida cotidiana, tierna con enorme humanismo que nos hace meditar que cuando el diálogo se sobrepone a la violencia aun es posible un cambio en la sociedad.

Un final donde los jóvenes además de recibir consejos de los mayores, también los pueden dar.

JAIME TARASOW.- AMTRADICIÓN.-

NUN TEATRO.- JUAN RAMÍREZ DE VELAZCO 419.-DOMINGOS 18 HS.-

Ficha técnico artística

Autoría:
Francisco González Gil
Actúan:
Guido D'Albo, Sebastián Dartayete
Música original:
Francisco González Gil
Diseño De Iluminación:
Manuel González Gil
Fotografía:
Malena García Blaya
Diseño gráfico:
Malena García Blaya
Asistencia general:
Emilio Zinerón
Prensa:
Paula Simkin
Producción ejecutiva:
Emilio Zinerón
Puesta en escena:
Francisco González Gil
Dirección de arte:
Francisco González Gil
Dirección:
Francisco González Gil

 




Comentarios

Entradas más populares de este blog

"DORA, un ingrediente especial"

EL EQUILIBRISTA

EL HOMBRE DE ACERO